Todo tiene su momento
Reflexión en torno a Eclesiastés 3, 1-8
Sergio
Avelar Morales
9 Febrero
2013
La Palabra de Dios es viva y eficaz.
Escuchémosla y dejémonos transformar por ella.
Comparto contigo un texto que me ha impactado mucho. Y te invito a seguir
conmigo un proceso de reflexión en tres pasos, a partir de preguntas
significativas.
“Todo tiene su
tiempo, y cuanto nace debajo del sol su hora.
Hay tiempo de nacer
y tiempo de morir,
tiempo de plantar y
tiempo de arrancar lo plantado;
tiempo de herir y
tiempo de curar,
tiempo de destruir
y tiempo de edificar;
tiempo de llorar y
tiempo de reír,
tiempo de
lamentarse y tiempo de danzar;
tiempo de esparcir
las piedras y tiempo de amontonarlas,
tiempo de abrazarse
y tiempo de separarse;
tiempo de ganar y
tiempo de perder,
tiempo de guardar y
tiempo de tirar;
tiempo de rasgar y
tiempo de coser,
tiempo de callar y
tiempo de hablar;
tiempo de amar y
tiempo de aborrecer,
tiempo de guerra y
tiempo de paz” (Qo 3, 1-8)
1.- MIRAMOS NUESTRA VIDA
a) ¿Qué queremos expresar cuando
decimos que “no tenemos tiempo para nada”?
Que nos sentimos abrumados por la
gran cantidad de cosas que quisiéramos hacer y el poco tiempo de que disponemos
para ello. Hay una desproporción que nos estresa. Se forma un círculo vicioso:
más cosas por hacer – menos tiempo – aún más cosas por hacer – aún menos
tiempo. Terminamos por perder la salud y no disfrutar de la vida y sus
maravillas
b) ¿Tienes la sensación de que el tiempo “se te escapa de las manos”? ¿En qué momentos?
Frecuentemente siento que el tiempo
se me va sin haber realizado lo que planeaba. Sobre todo cuando me aferro
demasiado a mi agenda o programa, con numerosas tareas que me parece no puedo
diferir, sin flexibilidad para enfrentar los contratiempos y sin suficiente atención
a Jesucristo, Señor de mi tiempo y de mi historia, para caer en la cuenta de
que más vale la caridad que el activismo y re-priorizar o re-programar serena y
gozosamente mis pendientes.
2.- ESCUCHAMOS LA PALABRA DE DIOS
a) ¿Qué situaciones de la vida muestra el autor en su poema? ¿Cómo las
define?
Muestra las situaciones más típicas
de la existencia humana, propias de su condición desde la cuna hasta la tumba,
independientemente de los lugares y las épocas. Define esas situaciones en
función del tiempo oportuno para ser realizadas: no cualquier tiempo es
propicio o favorable para cualquier situación. Es de sabios discernirlo y obrar
en consecuencia. Actuar extemporáneamente, antes o después de lo debido, poco
aprovecha y lleva a desperdiciar esfuerzos y energía.
b) ¿Con qué parejas de verbos se expresa la necesidad de vivir el
momento oportuno?
Con verbos antitéticos, que expresan
acciones opuestas. Por ejemplo, nacer y morir, llorar y reír, guardar y tirar,
callar y hablar, amar y odiar.
c) ¿Cómo valora este pasaje el tiempo? ¿Cómo invita a vivirlo?
Lo valora como una sucesión de
oportunidades para realizar las actividades que son más adecuadas. Invita a
discernirlo, aprovecharlo y actuar consecuentemente. Sin mencionarlo
explícitamente, puede estar aludiendo a la Providencia de Dios que nos invita a
acometer en cada momento del día las actividades específicas que más nos
convienen, según sus designios y no los nuestros.
3.- VOLVEMOS SOBRE NUESTRA VIDA
a) ¿Cómo podemos vivir con intensidad el momento presente?
Abriéndonos a Dios, profundamente
presente en nuestra historia personal. Vale la pena formular una agenda o plan
de actividades al inicio del día: es signo de madurez humana. Pero, con la
ayuda de Dios, es preciso comprender su voluntad en cada momento y ejecutarla
perfectamente, con prontitud y alegría, poniendo en práctica aquello de que “El
hombre propone y Dios dispone”. Vale aún más la pena: es signo de madurez
cristiana. Nos transforma paulatinamente en verdaderos hijos en el Hijo.
b) ¿Crees que cualquier circunstancia puede ser ocasión de encuentro con
Dios?
Absolutamente sí. Desde las
vivencias de mayor plenitud y felicidad, hasta los momentos de mayor oscuridad,
desolación y dolor. En eso consiste vivir de fe, esperanza y caridad: reconocer
que Dios nos ama personal e incondicionalmente, sin intermitencias; y que todo (hasta
lo que es injusto y malo) lo va disponiendo y ordenando para nuestro bien
verdadero, con delicado respeto siempre a nuestra libertad. Así lo vivió
Jesucristo, nuestro Maestro; así lo podemos vivir hoy nosotros, unidos a Él.
c) ¿Cómo expresarías lo que dice el texto de Qohélet con palabras
actuales y partiendo de tu experiencia de vida?
Todos los seres humanos vivimos en
el tiempo, estamos sujetos a su transcurso. Nuestra existencia se vuelve una
sucesión de opciones y nos toca decidir, en cada momento, lo que más nos
conviene hacer. La Providencia de Dios lo tiene ya determinado (las obras
buenas, a sus ojos, que debemos hacer unidos a Jesucristo), pero con respeto a nuestra
libertad. En la búsqueda, comprensión y ejecución de ello estriba nuestra
verdadera autorrealización y felicidad. Es decir, la paz como plenitud de
bienestar, ya desde esta vida. Ignorarlo nos llevará al activismo estresante, a
desgastarnos inútilmente y a la frustración existencial. ¡Nuestro mundo está
urgido de este mensaje, de esta Buena Nueva, de este gran secreto!
No hay comentarios:
Publicar un comentario